El clima de la Sierra de Segura, que consiste en inviernos duros y en veranos calurosos, marca en gran medida la gastronomía serrana. Además hay que tener en cuenta que ha recibido influencias tanto castellanas como andaluzas, dada su proximidad en el espacio y en la historia. Por otro lado, la importancia que ha tenido en estas tierras tanto la caza como la pesca ha añadido a su gastronomía numerosos componentes. Todo esto , junto a la importancia que ha tenido siempre, por su calidad y su sabor, el aceite de oliva, hacen de la gastronomía serrana algo muy peculiar y con características propias.
El invierno, que se presenta duro y frío, es propicio para tomar los caldos grasos y muy condimentados, así encontraremos platos como los Andrajos, típicamente serrano, confeccionado con liebre, conejo o perdiz, junto con unas tortas muy finas de harina y patatas y aderezados con condimentos y vegetales propios de la Sierra. Muy parecido a este plato es el Ajo de harina, pero con un caldo más espeso.
La Gachamiga y los Galianos son también dos platos que uno no debe perderse si visita la Sierra de Segura. El primero de ellos consiste en patatas cortadas en rodajas y una gacheta de agua y harina, se suele acompañar de pimientos secos fritos, chorizo, panceta, pepinos o bien con uvas. Por otro lado, los Galianos son un plato típico de pastores, es una torta hecha con liebre deshuesada, galianeras, ajos, tomate frito y, por supuesto, aceite de oliva.
La Gastronomía serrana es muy rica y variada, aunque sólo sea de nombre habría que mencionar el Ajoatao, el Fritao, la Morcilla Blanca y la Negra, de cebolla, los embutidos de caza, y sin duda, el cordero segureño, raza autóctona, con unas peculiaridades especiales debido al clima de esta Sierra.